14 de febrero de 2014

Nerawareta Gakuen - La disculpa de Puck y la reinvención del Superyó


"Con todo esto, y a decir verdad, en nuestros días, razón y amor no hacen buenas migas."

Como comentaba en la entrada de Bakemonogatari (I), el anime, como toda forma de arte, se deja a menudo influenciar por todo tipo de movimientos y culturas que el hombre ha incorporado a este campo a lo largo de su historia. Si bien la saga de Nisio Isin nos presentaba un universo regido por las vanguardias, lo que vemos en Nerawareta Gakuen es, sin lugar a dudas, un curioso reflejo del Renacimiento en el espejo de la Ciencia-Ficción.

La historia se nos plantea en el entorno de una pequeña ciudad costera; Seki Kenji es un estudiante de instituto como cualquier otro, con una vida como cualquier otra, una vecina con la que mantiene una gran amistad, y un amor inconfesable. Y todo podría haber seguido de esa forma... si él no hubiese llegado a sus vidas. Ryouichi Kyougoku es un misterioso muchacho que acaba de transferirse al instituto, y que, bajo su agradable sonrisa y su gran carisma, esconde un par de secretos que podrían cambiar el mundo para siempre. Todo esto en un vaivén de amores correspondidos y no correspondidos, que seguirán latiendo... mientras quede arena en el reloj.


Al menos no tan extraño como mi comportamiento ahora mismo.

Nerawareta Gakuen nos propone, sin dejar el campo de la Ciencia-Ficción, un mundo que bucea en las profundas aguas del arte renacentista. Nos encontramos entonces con una naturaleza exaltada, que nos ofrece escenas de hermosura paradisíaca a través de juegos de luces casi oníricos: reina una supremacía de la física renacentista - la naturaleza se nos presenta a través de trabajados y visuales sistemas de reflexiones y refracciones, de ángulos, de perfecta matemática-, pero es una física que no nos pone los pies en la Tierra, es una física que se tuerce, gira y se enrosca: es la física deslumbrante de un sueño. No creo estar exagerando si digo que Nerawareta Gakuen posee uno de los apartados artísticos más cuidados y hermosos de la historia de la animación japonesa.

Y es en este entorno casi onírico donde nos encontramos otro de los factores troncales del Renacimiento: el hombre como medida de todas las cosas, ese Humanismo avanzado que se despliega como concepción del universo, si no antropocéntrica, sí antropométrica. El hombre se constituye como unidad estándar, como sistema de referencia frente a todo lo que no es humano. Así, la película nos muestra esta antropometría a través de un filtro de análisis freudiano, a través de la escisión del propio hombre en sus tres instancias psíquicas: el Ello, el Yo, y el Superyó.


Quiero esa dirección artística en mi vida.

Para los que no estéis familiarizados con la teoría del psicoanálisis, una breve explicación: el Ello es la entidad amoral y arreal, regida únicamente por un principio del placer inmediato. Sin tener en cuenta las consecuencias de las acciones, el Ello atiende a las pulsiones fundamentales de vida y muerte. Encarna entonces pasiones inmediatas como el deseo sexual o la agresividad, es primitivo, puro e innato, y vive en conflicto constante con el Yo y el Superyó.

El Superyó, por otro lado, es la instancia moral, enjuiciadora. Representa los pensamientos éticos recibidos de la cultura. Es la entidad que nos evalúa, nos critica y nos recompensa por nuestros actos. No es, a diferencia del Ello, una instancia innata, sino que la recibimos de nuestro entorno, de nuestra vida y de nuestra educación.

Finalmente, el Yo aparece como instancia actuante, mediadora entre las otras dos. La mayor parte del Yo -aunque no toda- es consciente, y trata de aunar las exigencias morales y normativas del Superyó con las pasiones del Ello. Desarrolla mecanismos que permitan obtener el mayor placer posible -satisfaciendo al Ello-, pero dentro de un marco ético socialmente aceptable -atendiendo a las directrices del Superyó-. Podríamos decir entonces que el Yo es un estado de equilibrio de la moralidad, mientras que el Ello es amoral y el Superyó es hipermoral. Al mismo tiempo, es el estado más presionado, pues tiene que actuar al mismo tiempo según los intereses de los otros dos.


Cliché. Nunca le digas eso a alguien en una serie o película.

Volviendo entonces a Nerawareta Gakuen, encontramos el Yo en la persona de Kenji: el muchacho se ve constantemente acosado por una pulsión erótica hacia su compañera de clases, Harukawa Kahori, pero también está atormentado por una cierta timidez moral. Como cualquier otro chico de su edad, Kenji lleva a cabo torpes acercamientos que no van a ninguna parte, que no producen ningún resultado.

Ahora bien, Kenji encarna el Yo, el estado de equilibrio, entonces, ¿dónde están el Ello y el Superyó? Las encarnaciones de estas dos instancias contrapuestas debemos suponerlas en las figuras de Natsuki y Yamagiwa (Ello) y Kyougoku (Superyó), respectivamente. Natsuki es, en sí, una sencilla pulsión erótica a duras penas reprimida. El Eros en ella está dirigido hacia su eterno vecino, Kenji, pero ella es dolorosamente consciente de que él está enamorado de su buena amiga. Es una pulsión simplista, inocente, pero irrealizada, y por ello, lacerante. La suya es una historia de amor que avanza en un solo sentido. Racionalmente, la enérgica muchacha insiste en que ha llegado a aceptar su posición como mera vecina y amiga de Kenji, pero en el fondo sabe que nunca podrá superar la herida de un primer amor marchito. Y entonces descarga su rabia contra el propio Kenji -que quizá de lo único que tenga culpa es de ser corto de luces, pero eso es también necesario por su condición de personaje protagonista-, golpeándolo, enfadándose con él, pero sin llegar a ser capaz de odiarlo: un Ello que atormenta al Yo, pero al mismo tiempo es consciente de que lo necesita para satisfacer sus necesidades, y no puede dejar de amarlo.


Cliché.

Si, como decía, Natsuki representa la pulsión erótica, tenemos en el otro extremo a Yamagiwa, el Ello de pulsión tanática. La estudiante repetidora está simplemente harta de vivir rodeada de constantes engaños, de no poder confiar en nadie, y opta por el suicidio a modo de salida cobarde, de descanso cruel. Sin embargo, entonces aparece Kyougoku, y le recuerda que, a fin de cuentas, incluso la pulsión de Tánatos, que se rige mediante un principio de muerte, tiene como objetivo prioritario conservar la vida del Yo. La ayuda a subir de nuevo al mirador porque "ella no tenía intención de saltar desde un principio". En un primer momento, Yamagiwa se frustra, piensa que Kyougoku no la entiende, pero se equivoca: el misterioso muchacho es su otro opuesto, al fin y al cabo. Y entonces, ella es atrapada en la supuesta moralidad de Kyougoku y decide ayudarlo. La pulsión tanática del Ello se calma entonces, moralizada, sometida a la estricta vigilancia y valoración del Superyó.

Y vamos entonces con Kyougoku. El muchacho representa el Superyó en tanto que está atado a los planes de su padre. Es indudable que persigue un objetivo noble, moral, y que lucha por una buena causa, por el bien común. Sin embargo, no podemos decir tampoco que se trate de algo justo. La moralidad del Superyó, en este caso, está obviando las pasiones del Ello y el no-tan-libre albedrío del Yo.
¿Qué ocurre entonces? El Ello reivindicará su posición. La prohibición de los móviles ha servido a Kyougoku como pretexto para establecer un nuevo sistema de comunicación entre los alumnos del instituto, pero al mismo tiempo ha generado tensiones entre las facciones que abogan por un predominio moderado del Yo. El Superyó de Kyougoku no es ya hipermoral, sino supramoral: nos encontramos con una nueva definición humana que se establece por encima de los principios éticos anteriores.


Cliché.

Esta situación genera entonces un acuerdo del Ello y el Yo: Natsuki, tras desatar finalmente su pulsión erótica sobre un confundido Kenji, forma con él una alianza para llevar a cabo una violación de la norma establecida: ninguno de los dos echaría de menos su teléfono móvil en cualquier otro caso, pero en una situación en la que los Superyós generados en la escuela pueden comunicarse sin necesidad de mediar palabra, no tener el teléfono supone permanecer aislados en un entorno que los rechaza por no ser como ellos, un entorno que podría interferir en cualquier momento y de cualquier forma. La sola idea es aterradora, y Natsuki no está dispuesta a pasar por ahí. Por tanto, ambos acuden al instituto con sus teléfonos móviles, pese a la norma de no llevarlos a clase. La broma de Puck, el espíritu al servicio de Oberón en El sueño de una noche de verano -otro paradigma del renacentismo shakespeariano- al que Kyougoku alude y con el que dice sentirse identificado, ha llegado demasiado lejos.

Pero entonces, los Superyós prefabricados, los psíquicos de pega del instituto, encuentran el móvil de Natsuki, y se establecen de nuevo como jueces del Ello. A diferencia de Kyougoku y Kenji, cuyos poderes son naturales, los miembros de apoyo al consejo estudiantil han obtenido sus habilidades en base a un préstamo, un intercambio de intereses entre sus ansias de comunicación y la moralidad de Kyougoku. Sin embargo, Natsuki ha desatado finalmente su pulsión erótica, y por ello ahora es capaz de poner en su sitio a Yamagiwa, de recordarle que ambas forman parte del Ello, pero que, a diferencia de Yamagiwa, Natsuki es honesta con su Eros y no se esconde detrás de la supramoralidad fingiendo fortaleza.


Y él es la única persona sobre la faz de la Tierra -y parte de la luna- que no lo sabía. Cliché.

Concluida la batalla de Natsuki contra Yamagiwa, llega entonces el turno de Kenji y Kyougoku. Finalmente, cuando el plan de Kyougoku casi ha concluido, Kenji obtiene control y consciencia de sus poderes. Sin embargo, esto no lo convierte en otro Superyó, sino que lo reafirma su naturaleza yoica: Kenji, que ha recibido ambas pulsiones del Ello, que ha percibido la hipermoralidad de Kyougoku y la supramoralidad del resto de psíquicos, y ahora que está al completo, se erige como un Yo capaz de tomar sus propias decisiones, de conciliar Ello y Superyó, de responder a los sentimientos de Natsuki y de comprender la causa y los ideales de Kyougoku.

Al mismo tiempo, con Kyougoku asistimos a una reinvención del Superyó: la hipermoralidad se descarta en favor de una ética moderada, donde el amor existente entre él y Kahori se sobrepone a la rigidez normativa de su padre. Podríamos pensar, entonces, que Kyougoku se ha convertido en otro Yo, pero nos equivocamos: a diferencia de Kenji, él carece de libre albedrío, está atado a las leyes de su tiempo, y conquistado por esa física de ensueño de la que hablábamos al principio de la reseña. Sin embargo, aunque sigue siendo un Superyó, ya no podemos considerarlo hipermoral. Se trata de un Superyó serio pero más flexible, un Superyó capaz de aceptar que la normativa moral no lo es todo, y que el Yo y el Ello también son importantes: un Superyó que se constituye a sí mismo como tal, a diferencia de los demás psíquicos del instituto que se escudan en el préstamo de la hipermoralidad deformada.


Cliché. Aunque la habitación mola un huevo.

Entonces para Kenji será prioritario poner en orden todos sus asuntos. Por eso, lo primero es enfrentarse a Kyougoku, revelar la verdad ante él. Natsuki se revela como el verdadero origen de sus poderes: el Yo nace a partir del Ello, de su versión más virtuosa, si cabe aquí la palabra. Gracias al Ello, el Yo se envalentona, se determina a seguir su camino, por tortuoso que éste fuera. Y este camino pasa por salvar a Kyougoku de su propia moralidad. Salvar el futuro era un ideal hermoso, pero también era ciertamente injusto. Lo que estaba haciendo Kyougoku era, a fin de cuentas, forzar el futuro sobre el presente, obligar a los alumnos del instituto a preocuparse por un problema que ellos estaban aún lejos de crear. La voluntad para resolver un problema nace a partir de la aceptación de la responsabilidad: el error de Kyougoku es tratar de obligar a resolver el problema a gente que, al menos de momento, no es responsable de él.

Y entonces, finalmente, Kenji dejará que Natsuki lo espere. Devolverá al Superyó a su lugar, confiará en el amor del Ello y seguirá adelante con sus decisiones. En la obra de Shakespeare, Puck aplica el encantamiento de amor sobre el desafortunado Lisandro, y aunque disfruta de la confusión que generan sus acciones, el propio Kenji comenta que tal vez "en el fondo Puck sí sea una persona seria, es solo que no sabemos qué es lo que quiere en realidad". Y finalmente, tal como ocurre en El sueño de una noche de verano, Puck se disculpará. Kyougoku aceptará ante su padre que tal vez no sea correcto forzar su futuro en una Tierra que todavía no ha afrontado el presente. Y solo entonces, Kenji podrá volver junto a Natsuki, acercarse a ella... y llamarla por teléfono.


Está lloviendo y no hay sol por ninguna parte, pero pongamos un arco iris.

Resumen de la Review

Lo mejor: simplemente hermosa. El apartado visual es de lo más bonito que he visto, la pareja Kenji-Natsuki es adorable y las referencias a Shakespeare son deliciosas.

Lo peor: demasiados clichés por todas partes. La historia, si bien no es realmente mala y de hecho es bastante disfrutable, dista mucho de ser una obra de arte. Que Kahori se quede forever alone D:

Puntuación: 7/10

30 comentarios:

  1. Me encantó, excelente reseña! Qué raro que nadie haya comentado aun

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  2. Buen análisis, tendré que leer más sobre Freud y ese drama de Shakespeare. sigue escribiendo ensayos así..

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  3. Magniífica reseña, pero sigo sin entender la parte en la que se supone que Seki muere y Natsuki vuelve al pasado para salvarlo :/

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    1. nunca muere ni viaja al pasado sólo es una línea temporal o un suceso que pudo haber sucedido pero que no sucedió

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  4. Me encanto la mezcla con Shakespeare, y los personajes me resulta muy puros, aunque jamás habria imaginado el análisis freudiano lo cual me resulta muy acertado y elocuente. Me alegra mucho que Kenji haya solucionado su problema para volver con Natsuki :3

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  5. Dada la complejidad de elaborar esta reseña debo decir solo una palabra...

    Gracias. Solo buscaba una explicación sobre la parte de la prohibición de los móviles y me encuentro con esto. En ningún momento me percaté del fondo freudiano de la cinta.

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  6. Dada la complejidad de elaborar esta reseña debo decir solo una palabra...

    Gracias. Solo buscaba una explicación sobre la parte de la prohibición de los móviles y me encuentro con esto. En ningún momento me percaté del fondo freudiano de la cinta.

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  7. Solo quiero decir que los cliché le dan sabor al animé, juzgarlas porque a ti no te gustan no es algo justo. ¡Buen análisis!

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  8. Después de procesarla creo que también de daría un 7/10.
    El arte es preciosa, la música también es buena, los seiyuus me gustaron (bueno, eso es algo muy subjetivo y como fan de Watanabe Mayu más que nada) pero creo que en lo que más falló fue en los personajes y en la historia en si.

    Creo que a esta película pudieron haberle sacado mucho más partido, la historia no está mal, solo que no está bien desarrollada a mi juicio... o tal vez les faltó sacarle más provecho. Los típicos clichés me la hicieron un poco más difícil de digerir, ya sabes. Natsuki estuvo siempre enamorada de Seki y el único que no lo sabía era el, Natsuki actúa casi como una tsundere, golpeándolo cada vez que lo ve y actuando de una manera aparentemente irracional.... pero con tu explicación tal vez me ha quedado más claro eso.

    Además, creo que hay partes de la historia que no quedaron del todo claras, por lo menos para mi, ¿cuál es la historia de Ryouichi? ¿qué papel juega el abuelo de Seki en la historia? (por cierto, ¿al final él muere?) y un par de preguntas más flotan por mi mente ahora que acabo de terminar la película. Simplemente no sé si no está bien desarrollada o si soy yo... o ambas.

    Buena reseña, por cierto.

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    1. Y hay algo que aún no entiendo bien, ¿Natsuki volvió al pasado para salvar a Seki o algo así?

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    2. fue una línea temporal o algo que pudo haber sucedido pero que no sucedió

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  9. omg q hago aca no mentira solo queria decir q no le entendi e.e el final :c nose alguien me esplica visto en el 2016 xD

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  10. omg q hago aca no mentira solo queria decir q no le entendi e.e el final :c nose alguien me esplica visto en el 2016 xD

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  11. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  12. No iba a contestar.

    La verdad es que las preguntas que me quedaron en esta película eran más mundanas.
    Quien era realmente la madre de Puck, y de quién era la tumba.
    Y así alguna que otra pregunta más.

    La verdad es que esta película es una adaptación con cambios de personajes adaptados de unas novelas de los 70.
    Pecaran en clichés, pero abría que leer las obras originales y entender en qué se diferencian.
    Seguramente allí estarán las respuestas que busco.

    Gracias al análisis, también me di cuenta del parentesco de los personajes, pero preferí buscar respuesta en la base, y ver si en algún momento encontraba a titania.

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    1. Me parece que la tumba era la madre de Puck, porque su madre era de ésa epoca y murió cuando él nació. Y vemos como el abuelo del prota también le llevaba flores, pues también la conocía. Lo apreciamos en la película cuando Puck le pregunta: "¿Cómo era mi madre?" (O algo así). Bueno es mi punto de vista. Saludos :D

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  13. Gracias por esto, sabia que habia mucho mas detras de la historia de lo que parecia. Tras verla por segunda vez quedo aun mas claro para mi que era asi...Esperare un tiempo antes de darle una ultima repasada despues de haber leido esta maravillosa reseña 10/10 ;-)

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  14. Penes y culos comieron tetas... quien gano?

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  15. Gracias excelente reseña me aclaro la duda que el final había dejado (sabia que tenía jiribilla la historia -todos los que buscamos la explicación o similares-jeje)

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  16. O sea que si regresó Kenji, Pudo ir al futuro y regresar?? (Vaya que había momentos que me perdía)

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