Special thanks.
Existen muchos casos en la industria de la animación en los que el nombre
de una cierta marca parece ser la palabra mágica que llevará a una historia al
éxito. No obstante, esto es un arma de doble filo; igualmente existen casos en
los que el título de una empresa ha invocado expectativas en torno a un guion
que finalmente no las merecía en absoluto. Sin embargo, en este caso nos
encontramos con una obra que, si bien no entra dentro del Olimpo narrativo de
Key, no nos decepcionará en lo absoluto. Manos arriba... esto es el Más Allá.
La historia de Angel Beats! se nos presenta de una forma aparentemente simple: un muchacho llamado Otonashi despierta en medio de un gigantesco campus escolar sin ningún tipo de recuerdo de cómo llegó hasta allí, y rápidamente es informado de que ha muerto, y el enorme instituto es en realidad un mundo de tránsito hacia la siguiente vida. Allí encontramos al siempre cambiante Frente de Batalla del Más Allá, una sospechosa organización dirigida por Yuri "Yurippe" Nakamura que tiene como objetivo rebelarse contra Dios debido a que todos sus integrantes han tenido vidas injustas y llenas de sufrimiento. Esta rebelión se establece por medio del desafío a las normas del instituto, y su principal enemigo es Tenshi, la callada presidenta del consejo estudiantil, un supuesto ángel enviado por Dios para mantener el orden de aquella tierra.
Confuso y sin saber muy bien qué hacer, Otonashi acabará uniéndose al
Frente de Batalla del Más Allá, pero las preguntas se acumulan en su cabeza:
¿es Tenshi, la joven menuda y de voz suave, realmente un heraldo de la
divinidad? ¿Está la ideología del Frente de Batalla realmente en lo correcto? Y
lo más importante, ¿existe realmente la divinidad contra la que pretenden rebelarse?
Frente de Batalla Percebe.
La primera imagen que tenemos de Tenshi es la fiera mensajera divina que
apuñala a Otonashi en el corazón en su primer encuentro, pero, tal como la
propia Yurippe hizo notar al muchacho, "eso fue únicamente culpa
tuya". La segunda escena en la que vemos al estoico ángel es durante la
Operación Tornado, en la cual contemplamos a una niña frágil, silenciosa, sola
bajo una lluvia de tickets de comida, mirando cómo los miembros del Frente huyen
hacia el interior del edificio, y nos despierta una sensación extraña. Algo
dentro de nosotros se revuelve, nos impide creer que Tenshi tenga realmente la
autoridad angélica que se le atribuye.
Y la primera prueba de esta sospecha no se hace esperar: mientras GirlDeMo
nos ofrece uno de sus mejores conciertos, los miembros del Frente de Batalla se
escabullen en la "fortaleza" de Tenshi -que en la mente de Otonashi
aparece como un infranqueable castillo al más puro estilo
Ghibli-, solo para que Otonashi se dé cuenta de que lo único que realmente están
haciendo es invadir la habitación de una estudiante de secundaria. Sin embargo,
esto supone más un duro golpe para Yurippe que para el propio Otonashi: el
descubrimiento del Angel Player hace que la líder del Frente de Batalla empiece
a replantearse su concepción de aquel mundo. Si Tenshi no recibe sus poderes de
Dios, entonces... ¿entonces qué?
Ese castillo tenía lo que se dice un nombre precioso.
Merece la pena que nos detengamos un momento sobre la postura de Yurippe
con respecto a Dios. Obviamente, el ser divino toma un papel antagónico en su
cruzada, pues después de todo, él es su principal enemigo a derrotar. Sin
embargo, esto tiene una serie de implicaciones: Yuri necesita que Dios exista. La ausencia de la
divinidad supone que Yuri ha vivido una vida llena de dolor por nada en
particular, y ella no puede aceptar eso. No podría soportarlo. Necesita que
haya alguien a quien pueda culpar, alguien a quien cargar la responsabilidad
por su familia. Aceptar que su destino fue el que fue por nada más que puro
azar es algo inconcebible para la sensata aunque algo tsundere líder del Frente
de Batalla, porque supone que su rebelión no tiene sentido desde el principio,
pues no hay nada contra lo que rebelarse. Así pues, Yuri tiene una cuenta
pendiente con Dios, y por eso mismo, cree fervientemente en su existencia.
Es un planteamiento indudablemente curioso el que vemos en Yurippe. Uno de
los primeros argumentos que suelen proponer los agnósticos en contra de la
existencia de Dios es el hecho de que en el mundo ocurren cosas malas: si Dios
es una entidad máxima y bondadosa que nos ama, ¿por qué no nos ahorra el
sufrimiento de las desgracias de nuestras vidas? Sin embargo, Yuri invierte ese
argumento, y nos ofrece una respuesta que resulta extraña en una primera
lectura, pero que no deja por ello de encerrar cierta lógica: Dios existe precisamente porque en el mundo pasan cosas malas. El
razonamiento de Yurippe es el siguiente: si la joven ha tenido una vida horrible,
la mayor ayuda que puede prestarle Dios es su existencia, no para prevenir las
desgracias, sino para poder ser culpado por ellas. Incluso si la divinidad no
tiene realmente la culpa de lo ocurrido, Yurippe encuentra alivio en el hecho de tener una figura a la que
considerar responsable por todo lo pasado. Dios existe, entonces, porque sería demasiado cruel por su parte no existir en un mundo en el
que pasan cosas malas.
Pero solo casi.
No pasa lo mismo sin embargo con otros de los miembros del Frente de
Batalla: Iwasawa misma dice que, a comparación, su vida no fue tan mala como la de Yurippe: "no pude
cantar las canciones que quería, eso es todo". Pero, ¿quién puede
juzgar hasta qué punto una vida es más sufrida que la otra? Pese a que la
propia Iwasawa habla de ello como si no fuese realmente tan malo, su historia
nos resulta casi tan desgarradora como la de Yuri, ¿y quién puede negarle el
sencillo placer de tocar una balada? No, Yurippe le dice que necesita algo más
movido como distracción, y aunque Iwasawa simplemente asiente, ella no está
totalmente conforme al respecto.
Otonashi reconoce el talento de Iwasawa, mientras todo el instituto,
humanos y NPCs por igual, aguardan expectantes el próximo concierto de
GirlDeMo. Y finalmente, al ritmo de las notas de la increíble y emotiva My
song, una de las piezas musicales más geniales de la obra -y eso que hay
muchas, como el My Soul, Your Beats de Lia, cualquiera de los temas de GirlDeMo
y la espectacular Ichiban no Takaramono de LiSA-, asistimos a la salvación de
Iwasawa, vemos partir a la que sin duda es uno de los personajes más
carismáticos del elenco.
IWASAWAAAAA ;_;
Nos encontramos entonces con el desternillante capítulo de los exámenes.
Sin embargo, a pesar de lo hilarante que resulta, no deja de esconder un cierto
trasfondo perverso, pues los exámenes no son otra cosa sino un nuevo intento de
derrocar a la angélica presidenta del consejo estudiantil. No obstante, sí hay
un punto de este capítulo sobre el cual merece la pena detenerse: el nombre
real de Tenshi. El conocer su nombre es un paso más hacia su desmitificación:
la muchacha está dejando de ser Tenshi, el fiero mensajero de la voluntad de
Dios, y se está convirtiendo, poco a poco, en Kanade Tachibana, una estudiante
de secundaria tímida y callada.
Y finalmente, se producirá su caída: vistos los desastrosos de sus
exámenes, la dirección del instituto la destituirá, y Ayato Naoi se erigirá
como nuevo presidente del consejo estudiantil. Originalmente, esto supone una
victoria para los miembros del Frente de Batalla, pero pronto se darán cuenta
de que Naoi, que aparentaba ser el NPC perfecto, es en realidad un humano, y
ahora que se ha hecho con el poder, su fachada de corrección y amabilidad caerá
para dar paso a un régimen incluso más ferreo que el de Kanade.
Mientras tanto, veremos a la joven expresidenta ahogando sus penas en tofu
picante, y la escena del concierto de las nuevas GirlDeMo, esta vez con la
entusiasta Yui al mando, nos deja entrever la penosa lucha de la joven, que
trata simplemente de atravesar el gentío del alumnado, ahora convertida en un
estudiante más de la academia, en busca de un ticket que le permita comer su
plato favorito. Por primera vez, creemos alcanzar a entender la enorme soledad
que pesa sobre Kanade Tachibana.
Porque en el Más Allá usan Winding XO. De Macrosoft.
Y entonces vemos la cosa desde el punto de vista de Naoi, y no podemos
evitar pensar... en lo repelente que es ese crío. Naoi es uno de esos
personajes que se hacen odiar, no por lo arrogante que resulte su postura
-recordemos que él piensa que ese mundo "elige a su propio Dios".
Francamente, si la elección de una divinidad se lleva a cabo por medio de los
caprichosos designios del electorado estudiantil, entonces no estoy tan seguro
de que convertirse en una sea algo deseable. Suena bastante cutre-, sino por lo
hipócrita de su motivación: quiere conseguir después de muerto lo que nunca pudo
lograr en vida, no por no haber tenido la oportunidad, sino por no haber sabido
apreciarla. Su historia es triste, sí, pero a comparación con las historias de
Yurippe o Iwasawa, suena a niñería, a frivolidad. Por suerte, Otonashi es capaz
de poner a Naoi en su sitio, y entonces se revelará su otra faceta, aquella que
se arrepiente de una muerte que nunca fue la suya.
La hipnosis de Naoi, y más adelante el uso de la habilidad Harmonics por parte de Kanade, nos sirven de
pretexto para que Otonashi recupere sus recuerdos, y esos recuerdos nos
muestran una historia de superación que, si bien es hermosa, siento que no se
trata con toda la magia lacrimógena que Maeda sabe ofrecer. El final de Hatsune
es doloroso y emotivo, y nos enorgullecemos de Yuzuru a medida que sale
adelante, pero parece que quedan cosas en el aire y es una escena que, a pesar
de rozar la excelencia, queda a años luz de algunas de las que vemos en CLANNAD
o Little Busters! Sin embargo, lo importante es que ahora sabemos que Otonashi
tuvo finalmente una buena vida, breve pero plena. Entonces, ¿cuál es su
motivación para seguir luchando? ¿Qué sentido tiene ahora el Frente de Batalla?
Lo descubrirá de la mano de Kanade, que ahora hablará para él con una sonrisa
amable.
Única e inimitable.
Asistimos entonces a la energía desbordada de Yui, la nueva vocalista de
GirlDeMo, y uno de los miembros más jóvenes del Frente de Batalla. La muchacha,
que en los primeros capítulos nos parecía -a nosotros y a Hinata- bastante
cargante, finalmente nos muestra su lado más tierno, y aunque hace sudar a
Otonashi, finalmente le revela el motivo por el cual ella está allí. Otonashi
comprende finalmente que la chica tiene mucha energía que quemar, pero sin
embargo hay un deseo que él no puede concederle. Será Hinata, quien finalmente
descubra que Yui es mucho más de lo que aparentan esos ojos llenos de vida y
ese rostro infantil, y estará con ello dispuesto a dar el paso, hablando de una
historia de ensueño que quizá nunca se produzca.
Sin embargo, Yui también sabe rendirse. Y confía lo suficiente en sus
amigos como para creer lo que Hinata le cuenta. Una historia hermosa, una
pelota de baseball, un cristal roto, un muchacho que se disculpa, una chica
tendida en la cama. Y entonces, él respondió a aquella pregunta, y Yui se dejó
llevar por ese bello sueño. Una vez más, vemos partir a la vocalista de la
banda más famosa del Más Allá, aunque ahora que comprendemos el por qué de esta
despedida, la afrontamos con alegría.
<3
Llegamos finalmente al último arco argumental de la historia: la aparición
de la sombra. En un principio podría parecernos algo extraño, incoherente. ¿Por
qué ahora, después de tanto tiempo, la estructura de un mundo que parecía
inalterable se viene abajo? La respuesta llega de la mano de la propia Yurippe:
la sombra parece tratar de prevenir un tiempo de juego infinito, y ellos han pasado ya
demasiado tiempo en ese lugar. Ha llegado entonces el momento de disolver el
Frente de Batalla del Más Allá, y Yurippe dejará a Otonashi llevar a cabo el
trabajo sucio, pues era consciente desde el principio de lo que Kanade y él
tramaban a sus espaldas.
Yurippe ha comprendido finalmente que la suya es una batalla personal, y no
puede permitirse arrastrar a sus leales seguidores a un destino peor que la muerte.
Por ello, cuando los miembros del Frente de Batalla le preguntan qué tiene
pensado hacer, su respuesta, si bien podría parecer arrogante, es la más
sincera que puede ofrecerles, desde lo más profundo de su corazón: "¿Yo?
Yo siempre hago lo que quiero". Era difícil para Yurippe sobrepasar el
ya lejano carisma de Iwasawa, pero ella se hace querer, y tiene una fuerza que
todos los demás miembros del Frente de Batalla admiran.
Porque yo lo valgo.
Así, acompañamos a Yurippe a lo largo de su travesía por un mundo tan
radiante que nos hace llorar. Ella no sabe que está siendo atrapada por la
sombra, pero a pesar de eso es capaz de comprender que aquello no es lo
correcto. Sí, puede renunciar a una vida llena de dolor y aceptar una felicidad
tan obvia, pero entonces ya no sería ella. ¿Qué sentido tiene un mañana que
nunca tendrá un ayer? No, Yuri sabe mejor que nadie que tenemos una vida, y que
de nada sirve edulcorarla o embellecerla. Es su vida lo que la ha hecho tal
como es, y ella está orgullosa de ello. Y no renunciará a ello sin más. Es la
mano de Otonashi la que acude en su ayuda, pero realmente es la propia voluntad
de Yurippe quien la saca de la sombra.
Y llegamos finalmente a la segunda sala de ordenadores, donde nos encontramos
con el causante de la aparición de la sombra: EL FABULOSO. Un villano que en
realidad es un NPC, una criatura innominada, un juguete de la persona que,
según el NPC, es el origen de todo lo ocurrido en ese mundo: el Programador.
Y asistimos horrorizados a la revelación final, al por qué de que todo se
venga abajo, al acontecimiento que nunca debió ocurrir: el amor se manifestó en
este mundo.
Estás programado para ser FABULOOOOSO~.
Esta revelación golpea a Yurippe como una maza: cualquier persona que
llegue a sentir amor en ese mundo, alcanzará con ello la plenitud, y debería graduarse de inmediato. Pero, ¿qué pasaría si un
error del sistema -por ejemplo, el hecho de que alguien con una vida plena
llegue al instituto a causa de la amnesia- permitiese el florecimiento del amor
en ese mundo? La respuesta es obvia: un Paraíso Eterno. Ellos podrían seguir
disfrutando de una felicidad eterna en un mundo donde no hay enfermedades,
donde no existe la muerte. Pero eso no puede ser permitido, pues el instituto
está diseñado como un lugar de paso; es el camino, no la meta. Por eso, el
Programador, al ser consciente de este error, ideó una suerte de sistema inmunitario del Más Allá: si el amor se manifestaba en
ese mundo, nuestro fabuloso NPC debía ejecutar el programa de la sombra, la
cual no es sino un glóbulo negro que fuerza a quienes atrapa en su interior a graduarse, aunque de la forma
más absurda posible: obligándolos a comportarse como NPCs y asistir a clase
hasta que se sientan satisfechos. Según el NPC, el propio Programador
enloqueció mientras esperaba a su amor, y acabó siendo víctima del programa que
había creado, dejando el Angel Player como única pista para descubrir la
verdad.
Es decir, el Programador se convirtió en uno de los muchos NPCs anónimos
que asistían a clase día tras día. Ignoramos siquiera si llegó finalmente a
graduarse, puede que aún siga yendo al instituto. Tal como el NPC dice, las
probabilidades de que encontrase a su amor son astronómicamente bajas, pero no
cero. Y tal vez entonces alcanzase la realización necesaria para graduarse de
la forma correcta, y no por medio de la sombra.
Porque soy FABULOOOOOOSO~.
Entonces, el NPC le propone a Yurippe que encuentre la respuesta por sí
misma. El Programador habría rechazado cualquier cambio en el sistema, pero él
no lo hará, porque no está programado para hacerlo. Y Dios, si existe,
probablemente miraría hacia otro lado, en todo caso. Modificar el programa
implicaría transformar el mundo de tránsito en un Paraíso Eterno, y al mismo
tiempo convertiría a la propia Yuri en la Diosa de aquel mundo, al margen del
Dios contra el que ella intentaba rebelarse. Pero, ¿merece realmente la pena
aceptar este trato? El NPC le asegura que no es necesario que se apresure,
dispone, literalmente, de todo el tiempo del mundo para pensárselo.
Y este es precisamente el hecho que cabrea a Yurippe, y la lleva a decir
una de las frases más épicas de esta historia: "¿Todo el tiempo del mundo?
Déjame decirte una cosa: ¡los humanos no tienen la paciencia para esperar ni
diez minutos por algo!" Tras estas palabras, Yuri opta por la solución
menos sensata, pero también por la más acertada y épica: cargarse el Angel
Player, al NPC, y todo rastro de la obra del Programador. El mundo no necesita
que alguien establezca lo necesario, y nadie es quién para prohibir el amor.
Porque finalmente, Yurippe nos revela que la fuente original del amor, que
causó la aparición de la sombra, es ella y no Otonashi: en su batalla contra la
divinidad, había terminado amando a todos y cada uno de los que pelearon a su
lado, a todos los miembros del Frente de Batalla e incluso a la propia Kanade.
Y finalmente, tras poner fin al programa, puede estar orgullosa de sí misma y
sentirse en paz con sus hermanos.
ÉPICO. Y FABULOSO.
Y llegamos entonces a la ceremonia de graduación. Uno a uno todos los miembros restantes del ya disuelto Frente de Batalla del Más Allá, se gradúan de su día a día luchando contra Dios, se convierten por fin en sencillos estudiantes de secundaria, y tras una cálida despedida, pueden partir finalmente, aspirando a una vida feliz. La despedida de Naoi es tan absurdamente ostentosa como es habitual en él, pero incluso aquellos a los que no nos gusta su personaje nos sentimos finalmente conmovidos por sus sentimientos hacia Otonashi. Al final parece que el crío solo estaba esperando a que alguien le diese una colleja, a que alguien se acercase a él y le dijese que había otra forma de hacer las cosas.
Yurippe, en cambio, se despide de Kanade con una ternura y una delicadeza que no creíamos posibles en su fuerte figura de líder: la muchacha, despojada ahora ya de su posición y libre de ser ella misma, lamenta no haber podido pasar más tiempo con ella: "podríamos haber sido buenas amigas". El cálido sentimiento es más que suficiente para Kanade, que la abraza con fuerza y la deja partir con una sonrisa en los labios.
Llega entonces el turno de Hinata, que se despide de Otonashi con una exhibición del bromance que al joven peliazul le había sido negado durante toda la historia, y que, ahora que conocemos su trasfondo y sus motivaciones, nos parece poco premio para un personaje que, sin salir realmente del segundo plano, ha sido más que un simple apoyo y soporte para el grupo. Hinata es uno de esos personajes que dejan buen sabor de boca, y solo podemos esperar que sea feliz en el futuro soñado que imaginó junto a Yui.
FEELS.
Una vez que solo quedan Otonashi y Kanade, llegamos al momento climático de Angel Beats!, en el que por fin descubrimos qué llevó a una chica como Kanade a acabar en aquel mundo de paso, nos asomamos a los sentimientos de Otonashi, y asistimos a su desesperación justo en el momento en el que estos se consolidan. Efectivamente, la joven Kanade había llegado hasta allí para entregar un mensaje simple, una sola palabra; y en el momento en el que pudo pronunciarla, su alma pudo por fin descansar en paz. Y así, en una escena simplemente mágica, Maeda nos concentra dos escasos minutos de su mejor material lacrimógeno, y nos deja emocionados, con el corazón en un puño, y una moraleja tan obvia como importante: "vivir es algo maravilloso."
Finalmente, con respecto a la pregunta sobre si Dios existe o no, Angel Beats! nos plantea una respuesta que es, a su vez, otra pregunta: ¿acaso importa? La divinidad nunca hizo acto de presencia, y esto nos lleva a plantear dos respuestas a esto. La primera: Dios no existe, y por tanto, nuestros protagonistas deben salir adelante con su propio esfuerzo, aprendiendo todas y cada una de las lecciones que, por unos motivos o por otros, no aprendieron en vida. La segunda: Dios existe, pero en su calidad de Divinidad, comprende perfectamente que esto es para ellos algo necesario, y que no debe interferir en ello porque si lo hiciera, la aventura del amor de Yurippe habría carecido de sentido. En cualquiera de los dos casos, son los humanos los autores de sus propias hazañas, y Dios, si existe, debe limitarse -y efectivamente se limita- a contemplar la obra interpretada en el verdadero escenario que, lejos de ser una batalla entre Dioses y humanos, es una carrera hacia la comprensión de uno mismo, hacia la naturaleza del amor.
Como conclusión, diré que en Angel Beats! encontramos una obra que, si bien dista de ser lo mejor que Maeda podría ofrecernos, sí es de gran calidad: unos personajes carismáticos, bien construidos, viviendo una historia que se hace agradable de presenciar, un día a día que nos hará reír a carcajada limpia pero también emocionarnos hasta límites insospechados (ESOS DOS MINUTOS DEL CAPÍTULO FINAL ;_;), una obra que, en definitiva, no se hace pesada y deja un muy buen sabor de boca. Totalmente recomendable.
Foto de familia.
Resumen de la Review
Lo mejor: Maeda, feels, Kanade, Iwasawa, Yurippe, Maeda, el capítulo de los exámenes, Iwasawa, Maeda, Kanade, GirlDeMo, Maeda, Kanade, DOS MINUTOS, la banda sonora, Kanade... y Kanade.
Lo peor: El flashback de los recuerdos de Otonashi, si bien es francamente excelente, no llega a tocarte con la profundidad con la que Maeda sabe ganarse a su público. La personalidad de Yurippe podría haber estado mejor desarrollada, su historia se explica de una forma algo apresurada y prácticamente no se le saca jugo hasta los capítulos finales. Naoi [?]
Puntuación: 8.75/10
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