1 de agosto de 2014

Digimon Adventure - Odaiba Memorial


La puerta nunca estará cerrada.

El 1 de agosto de 1999, siete niños que debían haber sido ocho fueron convocados a otro mundo. Al mismo tiempo, en nuestro mundo, comenzaba la emisión del que, para toda una generación, fue el anime que marcó una infancia. Hoy, en su decimoquinto anivesario, nos acercaremos un poco más a ese mundo lleno de criaturas digitales que tantos recuerdos nos trae. Hoy, para todos nosotros, vuelve a ser 1 de agosto.


Cuando en 1996 Bandai lanzó al mercado la primera versión del famoso Tamagotchi, nadie pensó que ese hecho podría dar lugar a una de las franquicias más queridas por los niños de todo el mundo. Incluso si el Tamagotchi fue un éxito en sí, nada hacía pensar que podría haber algo más allá. Nada hasta que al año siguiente, la propia Bandai lanzó una nueva maquinita que ampliaba el concepto del Tamagotchi agregando un modo de conexión en el que las diferentes criaturas -monstruos digitales- podían combatir entre sí. Este fue el origen del Digimon Virtual Pet, y, en esencia, de la franquicia Digimon.
Finalmente, en 1999, se emitió por televisión una serie de anime cuyo objetivo era promocionar a estas criaturitas. Y lo cumplió con todos los honores. En definitiva, este era el anime que nos ocupaba hoy, Digimon Adventure, que sería el primero de una serie de animaciones dedicadas a la franquicia. Con respecto a las sucesivas continuaciones animadas, cada fan tiene sus preferencias y se puede estar más o menos de acuerdo con cuáles son mejores y cuáles son peores. Pero, sin duda, entre los corazones de los fans ninguna goza de tanto cariño como Adventure.

Nos encontramos, como decía al principio de la entrada, en agosto de 1999. Las diversas catástrofes climáticas que se sucedían a lo largo y ancho de toda la Tierra escapaban del conocimiento de siete muchachos que habían coincidido en un campamento de verano. Hablamos, por supuesto, de Taichi "Tai" Yagami, Yamato "Matt" Ishida, Takeru "T.K." Takaishi, Sora Takenouchi, Koushiro "Izzie" Izumi, Mimi Tachikawa y Joe Kido. Estos siete chavales están disfrutando inocentemente de sus vacaciones de verano cuando de pronto una nevada asola el lugar del campamento, una luz similar a la de una aurora aparece en el cielo y una especie de remolino se los traga. Y cuando abren los ojos, descubren que están en un extraño mundo habitado por criaturas conocidas como "digimons". Conocemos entonces al enérgico Koromon, al simpático Motimon, al dulce Tokomon, a la educada Yokomon, al tímido Tsunomon, al despreocupado Bukamon y a la alegre Tanemon. Y vemos cómo rápidamente "digievolucionan": cambian de forma, obteniendo nuevos poderes, siempre pensando en proteger a sus nuevos amigos y compañeros. Pero una sombra cubre la isla a la que nuestros protagonistas han llegado... y esa sombra no supondrá, ni de lejos, la mayor de sus batallas.


Hola, soy el misterioso aparato de merchandising.

En términos de sinopsis, lo que encontramos aquí es un shonen de aventuras más que típico. Sin embargo, lo que le otorga a Digimon Adventure el honor de ser uno de los animes más famosos de su tiempo, es precisamente el tratamiento de una historia tipo. Es un clásico shonen de aventuras, sí, pero es un clásico shonen de aventuras en un mundo amplio, con una historia y un pasado bien definidos e interesantes, lleno de personajes carismáticos y variados, cada uno de los cuales tiene sus propias cualidades y defectos. Resalta los tópicos paradigmáticos del shonen -el valor de la amistad, el preocuparse por otros, el nunca rendirse, el perseguir tus sueños-, pero lo importante es el tratamiento de estos tópicos. Los niños que fueron elegidos ciertamente poseían estas cualidades, pero nada garantiza que las sigan conservando en el transcurso de la historia, y de hecho en ciertas ocasiones casi se quiere dar a entender lo contrario, que estas "maravillosas características" han sido olvidadas y enterradas en el polvo de los años.

En el shonen común, el protagonista tiende a poseer estos valores desde un principio, bien de forma innata o bien a través de su educación, y es la búsqueda del poder lo único que le resta. En este caso no, es más bien al contrario: el poder de los Niños Elegidos está ahí desde el principio, el único obstáculo, si es que puede considerarse que hay alguno, es el que sus propios corazones imponen. Nos encontramos con corazones que, tras olvidar sus mejores cualidades, se han vuelto ciertamente miserables -sin llegar por ello a elevados estados de degradación, recordemos que seguimos estando en un shonen-. Tai no está siendo valiente al ponerse a sí mismo en peligro para forzar a Greymon a evolucionar, Sora siente que el afecto hacia su madre lleva años bloqueado, Matt no es capaz siquiera de saber si quiere estar con los demás o no, la inocencia de Mimi podría ser fácilmente confundida con estupidez, Izzie está tan preocupado por saber lo que hay detrás de las cosas que a menudo es incapaz de ver lo que hay delante, y la preocupación de Joe por actuar como el mayor de cara a los demás no parece sino un intento de ocultar su cobardía ante un mundo que no conoce ni comprende. Quizá TK, el más joven de los Niños Elegidos, sea el único que ha conservado durante toda su vida la maravillosa cualidad que lo caracteriza, y la prueba de esto es que su querido patamon parece poseer la línea evolutiva más poderosa del grupo.


Soy malo maloso y tengo un sol rosa de fondo.

Y con la derrota de Devimon, el primero de sus grandes enemigos, llega, precisamente para TK, el primer choque de feels de la serie. A muchos de nosotros se nos escapó la lagrimita en su día cuando vimos al poderoso Angemon desaparecer en una voluta de luz, ante la mirada devastada del muchacho. Pero la promesa de un nuevo reencuentro reconforta a TK, y una vez más, el más joven de los Niños Elegidos demuestra una fuerza y una entereza ejemplares. Poco a poco, y a medida que transcurren los acontecimientos, los demás tomarán el ejemplo de TK y redescubrirán de formas más o menos triviales las cualidades que los definieron en algún momento de su vida.

Tai debe entender que el valor no es lo mismo que la temeridad. El valor puede venir expresado de muchas formas, y él conseguirá encontrar la suya al confiar en Izzie. El líder del grupo acabará comprendiendo que hay cosas que él solo no puede hacer, y que el valor no es ponerse a uno mismo en peligro ignorando sus miedos, sino tomar lo que otras personas pueden ofrecerte y aportarles a cambio algo nuevo. El valor de Tai, es, entonces, una transformación, un intercambio. Izzie le indica un paso seguro a través de la red electrificada, Sora lo espera al otro lado, y serán esa confianza y ese vínculo lo que permitirán que el emblema del valor brille en el pecho de Tai, quien finalmente puede ser valiente porque sabe que sus amigos están ahí para él.

El caso de Matt es complicado de analizar. Diría que la palabra que lo define es, ante todo, confusión. No se trata de que no quiera estar junto a los demás, sino que más bien es que no sabe si quiere estar con ellos o no. Lejos de no poder cumplir su deseo, lo que ocurre en su caso es que ni siquiera está seguro de qué es lo que realmente desea. Quizá el origen de esta confusión fuera el divorcio de sus padres, o quizá el hecho de que TK afrontase esta separación mejor que él. Por una parte, Matt desea abrirse a los demás, su propia naturaleza lo insta a redescubrir lo mejor de sí mismo. Por otra, teme que esas relaciones que busca establecer con otras personas puedan herirlo. En general la historia de Matt parece quedar algo inconclusa por la apremiante llegada de la batalla final, pero en el fondo parece aceptar a Tai como un buen líder, sabe que si hay una persona que pueda tender un puente entre él mismo y esa oscuridad, esa persona es Tai.


Porque ellos lo valen.

El caso de Sora es breve pero hermoso. La muchacha está aterrada al saber que su emblema será el único que nunca podrá brillar, y la causa de esto parece ser la relacion que mantiene con su madre. Nos enfrentamos aquí al dilema de un personaje tipo: la tomboy a la que quieren obligar a comportarse como una damisela. Esgrimiendo que su madre no la entiende, la joven se siente apartada, sin nadie a quien entregar su cariño. Sin embargo, poco a poco descubrirá, gracias a la inestimable ayuda de su compañera Piyomon, que el afecto no es algo tan sencillo como ella creía, y que si siente que el muro que erigió entre sí misma y su madre es como una espina para ella, en el fondo es porque la quiere y sabe que, a pesar de que su madre haya podido cometer errores, ella misma también lo ha hecho, y en el fondo solo buscan lo mejor la una para la otra. En palabras de Garudamon, Sora está "llena de amor", su único problema, es que ella nunca lo supo.

Izzie, el pragmático Izzie. En su caso, el proceso necesario no es una restauración de sus cualidades, sino una aceptación de estas. Durante la batalla contra Devimon, Mimi le echó en cara que había cosas más importantes que el saber, pero él no le dio importancia a esto en su momento. Será mucho más adelante, debido a la intervención de Vademon, cuando tenga que reconocer que, en muchos casos, su mente curiosa es el origen de sus problemas, y que hay cosas más importantes que el conocimiento. Sin embargo, al mismo tiempo, esto implica que el conocimiento es su aliado más valioso cuando se trata de proteger precisamente estas cosas más importantes. Es Tentomon quien propiciará este cambio en la mentalidad de Izzie, pues cuando el chico daba por sentada su curiosidad como algo natural, su compañero digimon es quien siempre lo admira por ello y le hace ver que es algo de lo que debe sentirse orgulloso y nunca desprenderse.


El hada que nació de un cactus boxeador.

Mimi puede llegar a ser un personaje muy irritante, pero a la hora de la verdad, ella también tiene algo que aportar al grupo. Más que inocente, ella parece ser estúpida. Sin embargo, esto parece cambiar después de volver a Odaiba. En su mundo, con sus padres, teniendo a alguien a quien proteger, Mimi hace gala de una fuerza que no creíamos posible cuando la veíamos llorar desamparadamente en el mundo digital. Ella sabe y comprende que el mundo no siempre es justo, y que siempre habrá seres malvados, tanto personas como digimons. Sin embargo, aunque lo sabe y lo comprende, no lo acepta. Mimi desea otra realidad diferente, una en la que no tenga que preocuparse por lo que pueda pasar, y dado que comprende que ese mundo no va a hacerse realidad por sí solo, finalmente alcanza la resolución de luchar ella misma por él. Y es este uno de los hasta ahora escasos momentos de la historia en los que Mimi llega a parecernos hermosa. Ha florecido un hada en Odaiba, y no va a quedarse de brazos cruzados mientras se propaga el caos.

Junto a Mimi, Joe es quizá otro de los Niños Elegidos más repelentes al principio de la historia, pero también uno de los que más madura conforme avanza la aventura. Al principio, por mucho miedo que tenga, se decide, como el mayor del grupo, a encarnar la parte más racional de los Niños Elegidos, con la firme intención de proteger a los demás. Esta postura, que puede parecer muy noble, también es, sin embargo, una farsa. Joe necesita descubrir que proteger a alguien puede ser más complicado de lo que aparenta ser en un principio, y que no puede ofrecer un apoyo honesto al grupo si él no es honesto consigo mismo para empezar. Y una promesa a la madre de TK le da la oportunidad de demostrar que él sigue teniendo las mismas cualidades que cuando fue elegido.


El malvado dodecaedro de la oscuridad.

Finalmente, está el personaje de Kari, que, al igual que TK, parece conservar sus maravillosas cualidades desde el mismo principio, tanto es así que la Voluntad que Desea la Armonía se encarna en ella para explicarles el motivo de la elección, por encontrarla como la persona más apropiada. Kari tiene, casi de forma natural, una gran afinidad con los entes que están más allá de nuestra comprensión, tanto buenos como malos. Esto hace de ella un personaje bastante particular, que va un paso más allá del personaje de la niña dulce.Y por supuesto, no puedo terminar este repaso sin hacer una mención a Wizardmon, quien a día de hoy sigue siendo el protagonista de uno de los mayores traumas infantiles de toda una generación. La suya es, indudablemente, una escena conmovedora, protagonizada por personajes que a priori uno no esperaría ver formando parte de la escena, pero que definitivamente compone el segundo y más importante momento de feels por excelencia del anime.

Y por supuesto, no puedo terminar la reseña sin hablar del fabuloso apartado sonoro, en especial de las increíbles Butterfly y Brave Heart, que, al menos en mi caso, componen gran parte de la banda sonora de mi infancia. No me queda más que expresar, a todo el personal a cargo del anime, y a los creadores del Digimon V-Pet, mi más sincera gratitud por esos momentos inolvidables de mi infancia, y esperar, en este 1 de agosto, que la ya anunciada secuela nos vuelva a reunir una vez más con los Niños Elegidos.

"Pero la Puerta no se había cerrado para siempre. Esta no había sido ni la primera, ni mucho menos la última aventura de los Niños Elegidos..."


¡Todos a bordo del tren de los feels!

Resumen de la Review

Lo mejor: la genial ambientación del mundo digital, todos y cada uno de los personajes menos Mimi y Joe, Butterfly y Brave Heart. Que han anunciado secuela. Que esta maldita serie es mi infancia XD.

Lo peor: que a pesar del fanboyismo, es un shonen con unos cuantos clichés. Las historias de algunos de los Niños, particularmente la de Matt, son algo apresuradas a causa del final. Que la secuela podría ser una cagada monumental (recemos para que no sea así). Wizardmon D:

Puntuación: 8.5/10

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