Where is my God?
Hoy en día es francamente difícil que un estudio de animación se arriesgue por una apuesta original. Más aún pudiendo optar por adaptar un manga que ya tenga cierta fama y seguramente conseguirá más audiencia que una obra que nadie conozca. Sin embargo, la tendencia en estos últimos años es, antes que el manga, la adaptación obsesiva de la novela ligera. Y como todos sabemos, las adaptaciones no siempre salen bien. Algunas son francamente buenas, otras son una aberración cósmica que hacen que los fans de la novela quieran sacarse los ojos, y luego hay un grupo de animaciones que, sin ser parte del Olimpo de la excelencia, cumplen con su cometido de entretener y dar a conocer la obra a un público más amplio. Y KamiNai es, en mi opinión, una de estas últimas.