20 de diciembre de 2013

Puella Magi Madoka☆Magica - Magia deconstruida


MAXIMUM TROLLING.

Todos los que se interesan por el mundillo del manga y el anime se habrán topado alguna vez con el género del magical girl, que alcanza sus máximos exponentes con obras como Sailor Moon, Mahou Shoujo Lyrical Nanoha o Card Captor Sakura, por citar algunas. Es un género ya bastante manido en el que es difícil innovar: niña mona con poderes mágicos y mascotita adorable lucha contra las fuerzas que ponen en peligro al mundo y finalmente resulta vencedora. Por eso, cuando en invierno de 2011 se anunció el lanzamiento de un anime original de género magical girl, nadie esperaba que fuese a ser nada del otro mundo. No podíamos haber estado más equivocados.


Madoka Magica nos cuenta la historia de una encantadora muchachita de secundaria, Madoka Kaname, que vive una vida feliz con su familia y amigos hasta que ella y su mejor amiga Sayaka se ven envueltas en el extraño mundo de las chicas mágicas (Puellae Magae, como se las conoce en el manga y figura en el título del anime). ¿Y qué es una chica mágica? Pues es una jovencita que ha hecho un contrato con un bicho aparentemente adorable llamado Kyubey. Este contrato es una suerte de intercambio burocrático según el cual, Kyubey concederá a la contratante el deseo que ella quiera y, a cambio, la contratante deberá convertirse en una chica mágica y luchar contra las malvadas brujas, que extienden la desesperación y la desgracia por nuestro mundo. Todo muy bonito.

Pero lo que Madoka no sabe es que hay fuerzas más grandes detrás de todo esto. Que quizá Kyubey no es realmente todo lo simpático y adorable que aparenta ser. Que quizá Homura, la misteriosa estudiante de intercambio que resulta ser una chica mágica y a la que Madoka ha visto antes en sus sueños, esconda un oscuro secreto. Y que quizá, a causa de eso, Homura está dispuesta a lo que sea con tal de evitar que Madoka haga el contrato con Kyubey.


PATATAS.

Madoka Magica es una historia que despista desde su mismo principio. Los principios del mundo en el que se desarrolla la obra, las "reglas del juego", por así decirlo, cambian con cada capítulo. Tenemos un inicio muy suave, acorde con los principios fundamentales del magical girl: niña adorable conoce bicho adorable, se pone un vestido adorable y hace cosas adorables mientras lucha contra el mal. Pero luego, poco a poco, todo se tuerce, se desmorona, se deconstruye. Los cimientos que constituyen las bases del género se van retirando uno por uno, y son sustituidos por un océano liso, un espejo que refleja lo más noble del alma humana, pero también sus estados más bajos y miserables.

Uso la palabra deconstruir, porque Madoka Magica no destruye todas las preconcepciones de un plumazo. La historia deja que nos relajemos, que nos confiemos. Nos permite respirar, pensar por un segundo que todo vuelve a ser estable de nuevo, antes de quitar el siguiente bloque y hacer que nuestro pensamiento vuelva a tambalearse. En este sentido, el inicio suave que comentaba antes se convierte en una especie de desarrollo in crescendo que se va haciendo más apoteósico conforme la serie avanza.


Porque yo lo valgo.

Aunque la historia se define más bien como un todo y no forma arcos argumentales definidos, sí podríamos diferenciar tres secuencias que se desarrollan de forma más o menos paralela.
La primera sería la trágica historia de Mami, que abarca los tres primeros capítulos, y cuyo punto final tira de forma definitiva el primer pilar del género. Estamos acostumbrados a que la chica mágica salga siempre victoriosa de su encuentro con las fuerzas malignas, pero en Madoka Magica, debemos aceptar que esto no siempre es así. De esta forma, nuestra particular ricitos de oro pidió un deseo que le fue, efectivamente concedido, pero eso no le otorgó felicidad ni bienestar. La voluptuosa alumna de tercer curso en la secundaria Mitakihara exhibe una fachada responsable y sensata -que vemos en su estado más deformado y grotesco en cierta escena del capítulo 10-, bajo la cual se esconde el perpetuo miedo a la muerte y la angustia producida por la soledad que se clava en su corazón.

La segunda secuencia sería la historia compartida de Kyouko y Sayaka, que alcanza su clímax en el octavo capítulo, uno de los principales puntos de inflexión de la obra. Sayaka es, para mí, uno de los personajes con mejor desarrollo de toda la obra. Para el espectador desprevenido, Sayaka es la típica mejor amiga llena de energía, algo marimacho pero con su lado dulce y femenino. Sin embargo, a medida que avanza la historia, asistimos impotentes al desarrollo de un heroísmo egoísta y trágico, a su degeneración como persona, a la historia de amor inocente que se convierte en un vórtice de desgracia.


Hablemos de termodinámica.

Me gustaría profundizar un poco más en las diferencias entre Sayaka y Kyouko: la diferencia entre tener razón y estar en lo correcto.
Kyouko expone un egoísmo con un sentido puramente pragmático: su cadena alimenticia es un principio fundamental de la practicidad: vivimos alimentándonos unos de otros, y nuestro paso por este mundo siempre perjudicará a otros seres. Por eso, la idea es que este daño que irremediablemente causamos a nuestro entorno pueda ser, al menos, usado en nuestro beneficio. Es un egoísmo oscuro pero sincero, un egoísmo realista. Kyouko no se engaña a sí misma y sabe cómo es el mundo a su alrededor: por mucho que no resulte éticamente aceptable, ella tiene razón.
En el otro extremo encontramos a Sayaka, con su egoísmo idealista. Ella cree en los valores abstractos como la justicia y la bondad, y se obliga a sí misma a comportarse así, creyendo que el mundo a su alrededor aceptará sus creencias y será como ella cree que es. Mientras que Kyouko adapta sus creencias al mundo, Sayaka trata de adaptar el mundo a sus creencias. Pero eso nunca sale bien: el mundo está habitado por otros seres que no compartirán esos valores. Creer en la justicia está bien, es bonito y noble; forzar esa justicia sobre todo lo que te rodea va contra natura. El egoísmo de Sayaka está lleno de luz, pero también de ingenuidad y un punto de inmadurez: Sayaka hace lo correcto.

La pregunta es: ¿podría Kyouko estar en lo correcto? ¿Podría Sayaka tener razón? Tenemos dos puntos de vista aparentemente irreconciliables. Sin embargo, en la escena de la iglesia, Sayaka admite la razón de Kyouko. Al mismo tiempo, la justicia de Sayaka se desmorona, su egoísmo se vuelve tenue, vacío. Mientras Sayaka poco a poco va olvidando qué era aquello que quería proteger, Kyouko comienza a darse cuenta de que quiere proteger a Sayaka, de que quiere hacer lo correcto por ella. Desgraciadamente, esta revelación llega tarde, y finalmente nos encontramos con una orquesta en una estación de tren, con un violinista que, una vez más, no está mirando a Sayaka, no dirige sus ojos hacia el ser que le dio la esperanza y ahora se hunde en desesperación. Viendo a donde ha llevado a Sayaka su justicia, Kyouko se olvida de su cadena alimenticia: si estar en lo correcto fue un fracaso, Kyouko descubre que tener razón no sirve para nada.


Si no lo veo, no es yuri.

Finalmente, tenemos la historia de Homura y Madoka, donde se exponen al fin los motivos de la primera y se disipan las inseguridades de la segunda. Hasta este punto de la obra, Madoka era como nosotros, una espectadora impotente de las desgracias que se encadenaban alrededor del sistema de las chicas mágicas, que había empezado siendo algo encantador y había acabado convirtiéndose en la solución de un problema, objetivamente eficiente, pero éticamente macabra y grotesca.
Pero a partir de aquí tenemos a una Madoka que empieza a actuar, que comienza a querer hacer algo por sí misma, sin pensar siquiera en la recompensa de un deseo, simplemente por el altruismo de construir un mundo mejor. Madoka se convierte aquí en la única chica mágica en un mundo de imitaciones, de réplicas retorcidas y degeneradas. Finalmente Madoka formulará el deseo, porque es necesario para establecer el contrato, pero haciendo gala de una madurez inusitada, se asegurará de ser perfectamente explícita con lo que desea, hasta el punto en el que incluso Kyubey se queda sin argumentos. "No me interesa en lo que me convierta. Esto es lo que quiero." Para un ser como Kyubey, esta respuesta es difícil de comprender. Incluso podría serlo también para un humano promedio. Pero es lo que Madoka desea, y al fin lo ha comprendido. Llegados a este punto, Madoka puede por fin debatir de igual a igual con Kyubey. En sus anteriores conversaciones, ella no podía dar una respuesta lógica a los comentarios de la criatura. Solo balbuceaba, repetía una y otra vez que no era justo, que no podía entenderlo. Ahora, ese argumento se invierte. No se trata de que Madoka no pueda entender la fría lógica de Kyubey, sino que es Kyubey quien se ve desarmado por la aplastante verdad de nuestra joven protagonista. Ahora, y, aunque no lo sepa, para siempre.


IT'S A CARNIVAL!

Sin embargo, hasta el momento en el que Madoka decida poner en marcha su resolución, observamos la desesperación de Homura, la que quizá fuese la verdadera protagonista en las sombras. La joven chica mágica se ve desbordada por el poder de Noche de Walpurgis, pero está condenada a seguir luchando: es su deseo y su maldición. El día en que acepte la derrota será el día en que todo su mundo se venga abajo, y eso es algo que ella no está dispuesta a permitir. A lo largo de la historia hemos ido asistiendo a su derrumbamiento, al desprecio de aquellos junto a los que una vez había luchado contra las brujas. La resolución de Homura llega a su punto climático cuando se enfrenta a la temible Walpurgisnatch, y decae de forma desastrosa inmediatamente después, cuando ve que su única opción es volver a intentarlo, aumentando con ello el peso que poco a poco ha ido poniendo sobre esa persona tan especial para ella. Homura se ve invadida entonces por la desazón, pero antes de poner un pie en ese reino de oscuridad, todavía encontrará la esperanza en el abrazo cálido de una buena y vieja amiga.


You must (not) accept.

Resumen de la Review

Lo mejor: el capítulo 8. La historia es una perfecta deconstrucción del género, fresca e innovadora. De lo más sorprendente que ha salido en los últimos años. La OST es una obra de arte. ¡Y ya han salido las películas!

Lo peor: que Madoka no haga nada durante el 80% de la historia. El apartado gráfico es pelín decepcionante, especialmente en un par de momentos concretos. Que Kyubey no sufra la más dolorosa y horrible de las muertes.

Puntuación: 9.5/10

3 comentarios:

  1. donde m peudo bajar esta serie q alguien me lo diga x favor s lo agradeceria muxo

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  2. Voy a ser muy breve porque:
    1. Es Navidad y por tanto estoy de vacaciones.
    2. Mire el punto número 1.
    3. Usted no puede llegar a este punto.

    Si me tuviera que quedar con tres cosas de este anime sería: el drama que vive Madoka con su amiga Sayaka; el giro argumental del pasado de Homura y... sin pensarlo dos veces, la banda sonora.
    Sin duda, este anime es de los mejores que he visto hasta el momento, por no decir que es el mejor (quizá porque no he visto muchos).

    Y no voy a pulsar "Publicar" sin preguntar antes una cosilla a Celes. "El apartado gráfico es pelín decepcionante, especialmente en un par de momentos concretos." ¿A qué momentos te refieres?

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    Respuestas
    1. Me refiero a cosas concretas como el horrendo dibujo de Kyubey de la segunda imagen o algunas escenas en la lucha contra Walpurgis en las que los misiles dejan estelas de humo que parecen de papel maché. Hay quien aborrece el diseño de personajes de Ume Aoki, o a quien no le acaba de cuajar el diseño de Inu Curry de las brujas y sus barreras, pero eso es algo personal del dibujante y es tan respetable como cualquier otro apartado. Por suerte, las principales cagadas en la animación fueron solventadas cuando se lanzó la edición del anime en Blu-Ray y las películas.

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